Historia de los sindicatos
Durante la Era Progresista (1900-1917) hubo un gran interés por la investigación y la mejora de las condiciones de trabajo peligrosas. El Presidente Theodore Roosevelt había defendido el movimiento conservacionista y amplió su alcance para incluir la salvación de vidas humanas. De ahí a proteger la vida y las extremidades de los trabajadores industriales no había más que un paso. A través de asentamientos y otras obras sociales urbanas, los reformadores ayudaron a los trabajadores y a sus familias e instaron a los empresarios a eliminar las condiciones de trabajo peligrosas y otros abusos. Periodistas de denuncia y otros dieron publicidad nacional a los accidentes y a las condiciones inseguras113.
De 1902 a 1907, The Factory Inspector, la revista no oficial de la Asociación Internacional de Inspectores de Fábrica, publicó con regularidad informes de accidentes laborales recopilados por las oficinas de trabajo estatales. En la industria siderúrgica se produjeron algunos de los accidentes más violentos de los que informó esta revista. En una acería de Butler, Pennsylvania, una pesada olla de metal caliente derramó acero fundido sobre arena húmeda, provocando una enorme explosión que destruyó parte de la planta. Chorros de metal caliente cayeron sobre los trabajadores, engullendo y literalmente cocinando a algunos de ellos. Cuatro hombres murieron y otros 30 resultaron heridos. La explosión sacudió los edificios de la ciudad y sembró el pánico entre la población. Miles de personas acudieron a ver el enorme incendio que se produjo.114 Dos empleados de una planta siderúrgica de Youngstown, Ohio, fueron enviados a limpiar el polvo que había debajo de los altos hornos. De repente se produjo un deslizamiento de toneladas de combustible y mineral fundidos en el interior del horno, lo que provocó que grandes cantidades de polvo muy caliente cayeran sobre ellos. Uno de los hombres quedó completamente sepultado en él y murió en medio de una gran agonía. El otro escapó con graves quemaduras.115
¿Cuál fue el efecto de los movimientos de reforma laboral a principios del siglo XIX?
En el sector industrial, los sindicatos lucharon por mejores salarios, horarios razonables y condiciones de trabajo más seguras. El movimiento obrero se esforzó por acabar con el trabajo infantil, ofrecer prestaciones sanitarias y ayudar a los trabajadores lesionados o jubilados.
¿Fue un éxito el movimiento obrero?
A finales de la Segunda Guerra Mundial, más de 12 millones de trabajadores pertenecían a sindicatos y la negociación colectiva era habitual en la economía industrial. El movimiento tuvo un éxito impresionante, triplicando con creces los ingresos semanales en el sector manufacturero entre 1945 y 1970.
Sindicatos
ResumenEl trabajo analiza los determinantes y los efectos a corto plazo de las reformas del mercado laboral, utilizando información de un novedoso compendio de políticas que abarca 110 economías desarrolladas y en desarrollo entre 2008 y 2014. Encontramos que la aprobación de reformas se asocia positivamente con la tasa de desempleo, la aplicación simultánea de medidas de consolidación fiscal y la presencia de un régimen de tipo de cambio fijo. Las diferencias en los resultados se exploran atendiendo a la dirección de las reformas (es decir, aumento o disminución de la legislación), el horizonte temporal (es decir, medidas temporales o permanentes) y la cobertura (es decir, reformas completas o de dos niveles); al tiempo que también se analizan por separado los determinantes de las reformas en distintos ámbitos de la legislación laboral (por ejemplo, contratos indefinidos, despidos colectivos). Por último, se observa que las reformas desreguladoras del mercado de trabajo tienden a aumentar la tasa de desempleo a corto plazo cuando se aprueban durante períodos de contracción, mientras que tienen un efecto no significativo cuando se aprueban durante períodos de estabilidad o expansión económica.
Movimiento obrero del siglo XIX
La Carta de Derechos nunca se ha aplicado en el lugar de trabajo, donde los empresarios están facultados para mantener un control casi absoluto. Con nuestros derechos constitucionales destrozados por nuestros empleadores, nuestros derechos a organizarnos en sindicatos también son ignorados por los jefes. Nuestra libertad de estar protegidos contra registros y confiscaciones irrazonables termina en la entrada del lugar de trabajo. Nuestras libertades de expresión y reunión son prácticamente inexistentes en el trabajo, a menos que estemos afiliados a un sindicato.
La Ley Taft-Hartley, aprobada con los votos de los demócratas del Sur, fue en parte consecuencia del fracaso del movimiento obrero a la hora de organizar el Sur. El Sur ha tenido históricamente una baja representación sindical; la proporción de trabajadores representados por un sindicato en los estados del Sur es menos de la mitad que fuera del Sur. Esta falta de derechos sindicales afecta desproporcionadamente a los trabajadores negros, ya que al menos el 55-60% de todos los negros de EE.UU. viven en el Sur. Se trata de un legado de la Confederación y del proyecto legislativo de Jim Crow que le siguió.
Primeros movimientos obreros
Los mercados laborales latinoamericanos se comportaron por debajo de las expectativas durante la década de 1990, tanto en términos de creación de empleo formal como de reducción de la pobreza. Como consecuencia, ha ido creciendo la preocupación entre distintos grupos de que la liberalización del comercio y la creciente integración en la economía mundial hayan hecho perder terreno a los trabajadores de América Latina.
En esta nota intentamos arrojar algo de luz sobre el debate revisando la evidencia empírica existente. Para ello, examinamos en primer lugar la relación entre la liberalización del comercio y los resultados del mercado laboral durante la década de 1990, concluyendo que la globalización no parece ser la principal sospechosa de las tendencias descritas anteriormente. A continuación nos centramos en las rigideces del mercado laboral y en la medida en que los esfuerzos de reforma facilitaron la creación de empleo formal. Aquí encontramos variaciones sustanciales entre países en las políticas elegidas y, por tanto, diferentes grados de éxito. Por último, basándonos en este debate, concluimos la nota haciendo balance de lo aprendido en los años noventa y proponemos una nueva agenda para la reforma del mercado laboral que esperamos sea más acorde con el nuevo entorno en el que operan ahora los países latinoamericanos.