Crepitación de la rodilla tras una operación de menisco
Uno de los problemas de rodilla más comunes es la rotura de menisco. Aunque puede tratarse de una lesión dolorosa y que deja de lado la rodilla, muchas personas posponen la visita al médico. A continuación le explicamos lo que puede ocurrir si no se tiene en cuenta una rotura de menisco.
Los meniscos son dos piezas de cartílago duro y gomoso en forma de C que absorben los impactos en la articulación de la rodilla. Se trata de un pequeño amortiguador extremadamente útil: la rodilla es la articulación más grande del cuerpo y soporta una carga de más de una vez y media el peso corporal a cada paso. No es de extrañar que una lesión de menisco pueda ser tan dolorosa y que no tratarla pueda provocar más problemas de rodilla.
Hay distintos tipos de roturas de menisco, y pueden tener distintas causas. Algunas lesiones son el resultado de un acontecimiento repentino, y algunos desgarros se producen debido a un cartílago debilitado o degenerativo. Los desgarros de menisco pueden producirse durante las actividades cotidianas, pero lo más habitual es que se produzcan durante la práctica deportiva, en movimientos que impliquen agacharse o girar, o como resultado de un impacto directo.
Extirpación del menisco
Un menisco sano actúa como amortiguador y proporciona una superficie lisa sobre la que se desliza la rodilla. Un desgarro del menisco impide la rotación de la rodilla, provocando dolor y bloqueo. Las lesiones de menisco son frecuentes, sobre todo entre los deportistas.
El menisco es una estructura de la articulación de la rodilla que abarca y amortigua el espacio entre el fémur (hueso del muslo) y la tibia (hueso de la espinilla). Hay dos meniscos en cada rodilla: uno en el interior (el menisco medial) y otro en el exterior (el menisco lateral).
Cada uno está hecho de fibrocartílago resistente y tiene forma de media luna o de la letra “C”. Estos meniscos parecen ventosas cuidadosamente moldeadas a la forma de las superficies articulares del fémur y la tibia.
La forma y el tamaño del menisco le permiten desempeñar varias funciones. Cuando usted se pone de pie, su peso se transmite uniformemente a través de las piernas hasta las rodillas. La tensión que este peso ejerce sobre la rodilla es aún mayor al caminar, correr y saltar. El menisco actúa como amortiguador para evitar que los huesos de la articulación de la rodilla choquen entre sí y se dañen. También transmite la carga de su peso uniformemente a través de la articulación de la rodilla. Este reparto de la carga ayuda a prevenir las lesiones de rodilla y es extremadamente importante para la función y la salud de la rodilla.
Rehabilitación de la rotura de menisco
Las cirugías de menisco, incluidas las meniscectomías (extirpación total o parcial de un menisco problemático), son más frecuentes que nunca. En términos generales, esto se debe a 2 factores: (1) hay una población cada vez más envejecida y (2) se han producido muchas mejoras en las cirugías de menisco que tienen más probabilidades de producir un resultado satisfactorio y, al mismo tiempo, lograr un tiempo de recuperación reducido. Sólo un médico podrá realizar un diagnóstico adecuado para determinar si la cirugía es necesaria y/o recomendable para su rotura de menisco. Además de un examen físico, puede ser necesario realizar una resonancia magnética o una radiografía para obtener un diagnóstico preciso. Una radiografía mostrará si el problema podría estar relacionado con el hueso, y una resonancia magnética produce una imagen de los músculos, cartílagos, tendones, bursas y ligamentos que pueden estar dañados o desplazados. Como ya sabrá, los resultados de la RMN son importantes, ya que tanto la cirugía como el tipo de cirugía que se realice pueden depender de lo que muestren los resultados de la RMN.
Si se han explorado todos los métodos de tratamiento conservador y persisten los síntomas (dolor y limitación de las actividades cotidianas), se le considerará candidato a la cirugía. Es posible que usted y su médico decidan seguir adelante y someterse a una operación de menisco, lo que desencadenará el siguiente capítulo de la recuperación de su lesión. Sus esfuerzos de rehabilitación postoperatoria tendrán un impacto importante en lo pronto que podrá volver a vivir y disfrutar de su vida diaria normal.
Meniscectomía
Su rodilla tiene 2 piezas de cartílago en forma de cuña, 1 a cada lado de la rodilla. Cada una de estas piezas se llama “menisco”. Estos 2 meniscos gomosos actúan como amortiguadores entre el fémur y la tibia. Otro tipo de cartílago que recubre la tibia y el fémur también ayuda a que los huesos se muevan con suavidad. Estos dos meniscos ayudan a proteger los extremos del fémur y la tibia cuando se mueven juntos.
A veces, una lesión por torsión puede dañar gravemente los meniscos. Si el daño es lo suficientemente grave, es posible que el cirujano tenga que extirpar el menisco. Sin este amortiguador de menisco, los extremos de la tibia y el fémur pueden empezar a rozarse de forma anormal. Con el tiempo, esto puede provocar un dolor persistente en la rodilla. Con el tiempo, puede causar artritis. El cartílago se degrada y los huesos que hay debajo empiezan a rozarse.
La cirugía de trasplante de menisco le ofrece otra opción. El cirujano realiza una pequeña incisión en la rodilla. Utiliza instrumentos especiales y cámaras para acceder al espacio articular entre el fémur y la tibia. A continuación, el cirujano cose quirúrgicamente el menisco donado en el espacio articular.